¿Quién no ha visto Amelie alguna
vez? Quien no lo haya hecho espero que no tarde mucho en hacerlo. Recomiendo
esta película a todo el mundo, al que le gusta el cine y al que no, está hecha para
disfrutarla.
Amelie nos enseña esos placeres
de la vida que a veces no somos capaces de ver a simple vista pero que nos
hacen realmente felices. Son pequeñas cosas, detalles sin importancia, que hoy
brille el sol o que mi cama esté más calentita de lo normal porque esta noche no duermo sola, poder taparme con mi manta preferida o leer la página de ese libro
que tanto me gusta…
Como bien dice Amelie “son
tiempos difíciles para los soñadores” y creo que deberíamos empezar a apreciar
esas pequeñas cosas que nos regala la vida y a las que normalmente no damos
importancia. Al mal tiempo buena cara… y aunque sean tiempos difíciles, nunca debemos
dejar de soñar.
Es una entrada perfecta para estos tiempos que corren. Es curioso, cuando era niña me encantaba enterrar mi mano en el saco de lentejas y siempre rompo el caramelo quemado de la crema catalana... y reparto los trozos cuidadosamente en cada bocado. Me guardo el mejor para el final.
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