martes, 25 de octubre de 2011

Palacio Marqués de Dos Aguas.

Desde un primer momento hemos de tener claro que el aspecto actual del Palacio que estamos viendo no es el que tenía en su origen. Sufrió diversas modificaciones a lo largo del tiempo que le han dotado de las características que hoy podemos observar –aunque es cierto que tenemos constancia de ciertos aspectos del Palacio original antes de las reformas-.


Al poco tiempo después de iniciar el recorrido por el interior del Palacio Marqués de Dos Aguas, te ves envuelto en un espacio que –en cierta forma- te atrapa y te hace partícipe de él. Quizá esta sensación sea producida por las reducidas dimensiones de cada estancia aunque, en mi opinión, este hecho viene reforzado por la temática presente en cada una de estas salas. Me llamó mucho la atención la gran variedad de estilos artísticos que podíamos encontrar de manera contigua. De repente podías pasar de una sala en la que primara el estilo Pompeyano a otra en el que los motivos chinos te inundaran trasladándote casi de forma inevitable a ese ambiente Oriental que intenta recrear. Y es que esta alternancia de usos estaba justificada pues se pretendió destinar un estilo determinado que fuese acorde según el uso de la sala. Es decir, no se deja nada al azar, sino que está cuidadosamente escogido cada elemento que debe adornar las estancias y, también, la posición de las mimas.


Es importante que no nos quedemos ajenos a la historia del Palacio. Debemos ser conscientes que los diferentes cambios en la forma y también en el contenido que ha experimentado a lo largo de la historia, son los que le han llevado a ser lo que es ahora, a poseer un carácter único reflejo de diferentes épocas, diferentes tiempos y maneras de entender la vida.


Y, si nos paramos a reflexionar brevemente, la arquitectura es un reflejo de esto mismo –aunque en menor escala y cambios-. Los profesionales crean espacios con usos determinados cuya decoración y aún más orientación y posición, vendrán determinados por la función de cada estancia. Con el tiempo, los estilos van cambiando y surgen nuevas necesidades a las que tenemos que incorporar nuevas respuestas. Por ejemplo, una casa sufrirá modificaciones que le harán perder su aspecto actual aunque sin perder su esencia. Podremos pintarla de otro color, cambiar los pavimentos e incluso modificar alguna organización funcional, sin embargo, seguirá manteniendo la naturaleza que el arquitecto diseñó.


Por otra parte y a modo de conclusión, quiero dejar mi opinión respecto al Museo Nacional de Cerámica alojado en el mismo Palacio. Para mi este Museo alojado dentro del Palacio tiene escasa representación -se podría decir que el Palacio lo eclipsa en cierta forma-. Es por eso que pienso que este Palacio se debería dejar entero para tal fin y trasladar el Museo Nacional de Cerámica a algún nuevo edificio más grande y que cumpla mejor la función de museo tan importante y significativo para Valencia y su tradición en cerámica.

1 comentario:

  1. Curiosa propuesta. Es un lugar interesante para conocer y para descubrir la relación entre la arquitectura y la vida cotidiana.

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